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Es indudable que el año que se acaba de ir, ha sido importante para poner en agenda la discusión de
muchos tributos. También es innegable que hasta ahora ha sido mucho ruido y pocas nueces, y más
lo que se ha hablado que lo que se ha decidido en relación a su baja. Lo que no deja de ser una
novedad es que el tema tributario ya no es un problema de un sector: todos han empezado a
entender y asumir que nos afecta.
Hasta ahora tabicar los problemas generales poniendo anteojeras en cada sector para quitar esa
visión amplia, ha hecho que el problema siempre sea de otro. Y se sabe que cuando el problema es
de otro, termina siendo de nadie. Y en eso han tenido un éxito notable en general muchos políticos
de sucesivos Gobiernos. “Es un problema del Comercio” se suele escuchar. “Son los del campo
como siempre quejándose”, o “a los industriales nada les viene bien” había prendido como
respuesta al sector que en soledad alzaba su voz.
Como ejemplo es un buen síntoma escuchar que se haya empezado a entender lo perjudicial de tal
vez el más bruto de los impuestos: Ingresos Brutos. En 2004 la tasa promedio de Ingresos Brutos
era de 2,4%, pero en el período 2004-2012 sigilosamente, sin que la mayoría se percatase de la
seriedad del problema, se elevó hasta el 4% de hoy, un nivel que se vuelve impagable. Y la peor
característica de este tributo es que es un impuesto en cascada.
Vayamos a un ejemplo que abarca toda la cadena, desde el productor al consumidor:
Un productor agropecuario compra insumos para siembra de trigo con una recarga por Ingresos
Brutos. A su vez el productor y luego el molino, el transporte, el mayorista y el minorista van
sumando los propios.
Finalmente el consumidor en caja termina pagando la suma de toda la orgia tributaria, del productor
al comercio e intermedias y por un sólo impuesto provincial en cascada: Ingresos Brutos.
Dependiendo el sector y sumando solamente IVA y los Ingresos Brutos de toda la cadena
terminamos pagando mitad producto, mitad impuestos.
Todos los eslabones se ven afectados, pero es el último (los consumidores) donde estamos
absolutamente todos perjudicados. Y el mismo ejemplo podría trasladarse a otros sectores con el
mismo resultado.
Lo paradójico es que hasta ahora cuando en este caso el sector agropecuario ha reclamado por
Ingresos Brutos que vuelve insostenible a la producción, muchos políticos parecen haber inculcado
un efecto reflejo que llega hasta el propio consumidor y que lo hace decir sin analizarlo: “es un
problema del campo que siempre se está quejando”. Pero en materia tributaria un buen aprendizaje
ciudadano debería ser que el “problema de uno, termina siendo problema de todos”.
Campoinfo

