Semana histórica.
La paz sea con vosotros, dijo Donald Trump y el mundo progre se tragó un sapo histórico.
Israel y Palestina se encaminan a un acuerdo y el presidente Trump ya se dedica a terminar con los delitos y abusos del narcoestado venezolano. En buena hora.
Me resultó muy notable en estos días, la insistencia con que se anteponía el calificativo de “terrorista” a Hamas en la guerra de medio oriente.
Cuando el periodismo quiere, no gasta en eufemismos ni blanduras.
En Argentina nunca quiere, por eso son los reyes del eufemismo y la sanata.
Así es como banalizaron palabras como “genocidio” o dictadura.
En Israel, en cambio, no se anduvieron con chiquitas a la hora de llamar a las cosas por su nombre, dejando claro quiénes juegan de buenos y quiénes de malos.
Un lujo, comparado con la doble vara interesada y confusa que aplicaron en nuestro país.
Al terrorista argento lo llamaron “muchacho idealista de la juventud maravillosa”, militante de la gloriosa JP devenido en Montonero, o soldado del ejército revolucionario del pueblo. Asesinaron, detonaron, secuestraron y violaron todo lo que encontraron, pero nunca fueron “terroristas” gracias a un aparato mediático y una “justicia prevaricadora” que ayudaron a indultarlos e indemnizarlos con los impuestos, ante la mirada indiferente de la ciudadanía que aceptó la farsa sin chistar, hasta que le lavaron el cerebro..
Por ahora nadie objeta los “métodos” del ejército israelí, pero es solo por ahora.
Ya se verá pasado el tiempo, cuando la opinión pública haya sido operada por las orgas y caiga el manto de indiferencia del estado de bienestar occidental.
Ahí los quiero ver, la izquierda siempre pierde la guerra con las armas, pero gana por goleada la cultural.
Acá y en la conchinchina, el terrorismo apátrida y asesino de gente inocente, incluyendo niños, siempre acaba glorificado e indemnizado ocupando los cargos en el gobierno, por el contrario, quienes los derrotaron con las armas, se pudren en la ingratitud y el olvido abandonados, muchas veces, hasta por sus propios familiares y camaradas.
Que ponga las barbas en remojo Netanyahu.
Lo que viene ahora, después que pasen los actos y desfiles, es la casi segura derrota en las elecciones (hasta Winston Churchill perdió después de haber ganado la guerra)… y cuando el poder lo abandone, vendrán las denuncias por corrupción y luego las más terribles, las denuncias por violaciones a los DDHH o las de delitos de lesa humanidad.
Cuando llegue el momento, veremos la verdadera naturaleza del pueblo de Israel sin propaganda ni victimizaciones.
Benjamin Netanyahu… ¿será pato o gallareta? ¿prócer o demonio?
Ha logrado un compromiso para que los laburantes y pagadores de impuestos de Eurabia pongan la plata para la reconstrucción de Gaza. ¿El que rompe nunca paga?
Para reflexionar las diferencias y similitudes con como se ha tratado el tema de la guerra al “TERRORISMO” en la Argentina, el país de la doble vara, donde los soldados se pudren en calabozos y los terroristas son jueces, ministros y legisladores.
El mundo del revés.