No son sólo ellos…también somos nosotros:

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Desde Educación Cívica en el secundario tenemos en claro que en democracia y con nuestro voto, cada uno de nosotros delega el poder en el mandato de un representante. Sea Presidente, Gobernador, Intendente, Legislador Nacional, Provincial o concejal. Y que ese poder es revocable: en la siguiente elección podemos renovar nuestra confianza o revocarla.

En democracia SIEMPRE el origen del poder es el ciudadano: ni el Estado, ni los políticos, ni nadie más.

Esto significa que cuando los representantes se apartan del mandato social, el voto es el mecanismo de corrección o reemplazo. ¿Pero alcanza ejercer la democracia un domingo cada dos años?.

Porque caben justo aquí algunas preguntas que tal vez alguien podría responder: ¿Cómo fue que el gobernador y los legisladores provinciales estuvieron seguros de que nuestro mandato era aumentar los cargos en el Directorio del Banco Provincia a cuenta de los bolsillos bonaerenses?.

El endeudamiento provincial en sí fue un capítulo aparte: un debate que no existió, sino que se reemplazó por una puja de remate a cielo abierto entre legisladores salientes, intendentes, referentes, todos negociando para ellos fondos, cargos, ventajitas, pero siempre de espaldas al contribuyente. Compramos con votos pero pagamos carísimo con más impuestos. Y para colmo de males ¿Que es lo que terminamos comprando involuntariamente?: más Estado, mucho más de este Estado que no nos alivia ni un segundo y cada día aprieta más el pie sobre nuestras cabezas.

¿En qué momento de reflexión fue que la legisladora que propuso un impuesto a los gases de las vacas creyó que estaba cumpliendo el mandato de sus votantes?. ¿Los intendentes y concejales que inventaron las tasas de combustible, de medio ambiente y otras tantas, en serio pueden percibir que sus votantes estaban esperando ansiosos esas medidas?. ¿El intendente y los concejales de Pilar se sienten en sintonía con sus votantes al meterles la mano en el bolsillo y cobrarles una nueva tasa del 2 % de cada operación en cualquier supermercado?.

La respuesta será difícil que la den los protagonistas que suelen esconderse y tomar esas decisiones en reuniones fuera de horario y donde no se les presta demasiada atención: entre gallos y medianoche como suele decirse. Porque en realidad saben con certeza que jamás sus votantes le «prestaron» el poder para semejante traición.

Pero como ciudadanos debemos ser autocríticos también: tenemos que plantearnos la segunda parte de este contrato democrático. Los consultores políticos aseguran que al votar tenemos memoria corta, y lo hacemos solo guiados por los hechos más recientes. Es hora de ampliar nuestras memorias, de tomar nota y acordarnos. Y entender que la democracia nos convoca todos los días y no en cada acto electoral.

Porque volviendo a educación cívica de nuestro secundario: el poder nace siempre de los ciudadanos, y cuando nuestros representantes no cumplen con nuestro mandato, Dios pero también nosotros tenemos la obligación de demandárselos. CONTROL CIUDADANO es el derecho, pero también el deber, de los ciudadanos para evaluar, vigilar y participar en la gestión pública, buscando la transparencia, la rendición de cuentas, y el cumplimiento de los objetivos planteados. Exigir explicaciones sobre el uso de los recursos y asegurar que se cumpla con la responsabilidad que tiene cada funcionario.

Para finalizar Guillermo Alberto O’Donnell, tal vez uno de los politólogos argentinos más importantes de los últimos tiempos, hablaba de los riesgos de la democracia delegativa. Esa que solamente se ejerce cada dos años yendo a votar y nada más. Sostenía que si cada uno de nosotros dejara de comportarse como habitante y pasara a ejercer su ciudadanía haciendo un poco más que meter una boleta en una urna un domingo cada dos años, sin dudas que estaríamos mucho mejor. La pregunta final entonces sería -estimado lector-: ¿De qué grupo se considera? ¿Habitante o ciudadano?. Es para pensarlo y entender que desinteresarse de la política pública lejos de solucionar algo, le da la exclusividad del manejo de todo lo que nos afecta en el día a día a quienes si se interesan, y que de tanto hacerlo la han convertido en su medio de vida y se han atornillado a sus cargos.

Fuente: CampoInfo

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