Lo que hacen no coincide con lo que dicen:

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Dicen que nada envejece más rápido que repetir demasiado una estrategia que alguna vez funcionó. Y aquella de decir una cosa y hacer otra parece que ya no convence a nadie. Venimos escuchando a cuanto dirigente y autoridad provincial se cruza con un micrófono mostrarse preocupado al extremo con la situación de gran parte del área productiva bonaerense jaqueada por el agua. Pero resulta ser que esos dirigentes y autoridades son los que también firman al mismo tiempo en el presupuesto de la Provincia de Buenos Aires 2026 la quinta cuota del Inmobiliario Rural que duplicaría la carga de ese impuesto a muchos productores con el agua al cuello, sin caminos y con producciones completamente perdidas.

¿Por qué los legisladores que han realizado verdaderas giras por los distritos inundados con fotos en medio del agua y con caras compungidas para la cámara, han aprobado los artículos sobre facultades delegadas al Ejecutivo provincial que le permite ejecutar un revalúo no consensuado de las propiedades y aumentos de las cuotas en el Impuesto Inmobiliario previo a sus vencimientos?.

¿Por qué los intendentes oficialistas que (con razón) reclaman fondos nacionales que permitan obras para la solución al drama recurrente de las inundaciones, no alzan la voz al mismo volumen para oponerse a la modificación de los topes en Ingresos Brutos que haría que muchos empresarios, comerciantes y productores se vean afectados desproporcionadamente por este impuesto de por sí ya inviable?.

¿Por qué esos mismos Intendentes que (con razón) reclaman deudas del Gobierno Nacional en cada medio que visitan, no hacen lo mismo con el Fondo de Fortalecimiento de la Inversión Municipal, exigiendo que se aumente el porcentaje de la insignificante partida asignada en el Presupuesto 26?.

¿Y donde estarán los referentes de la oposición críticos del endeudamiento nacional, cuando el presupuesto bonaerense plantea un nivel de endeudamiento “excesivo” que acentuaría el déficit de la Provincia a niveles muy complicados?.

Cuando la opinión depende del viento político, ya no es una opinión, es una estrategia; no están cambiando de idea: cambian de público. Reemplazan la convicción por el cálculo político, y cuando la conveniencia es la que dicta el discurso, siempre la coherencia es la que paga el precio.

Compramos con votos y pagamos con impuestos. Y al pagar terminamos comprando un Estado gigante y con capacidades mínimas para resolver algo. Y en esta compra no se aceptan devoluciones, al menos por cuatro años.

Fuente: CampoInfo

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