Ojos que no ven, bolsillo que no siente, se podría pronunciar el conocido refrán cada vez que se analiza la estructura de costos de cosas que pagamos todos los días sin siquiera enterarnos. La resolución 5614/2024 del gobierno Nacional, que no termina de implementarse, si algún día lo hiciera mostraría tickets sorprendentemente largos con todos los impuestos, tasas y cargos que abonamos sin tener la más mínima idea.
Vayamos a un producto fundamental: los combustibles. Todos los Estados (Nacional, Provincial y Municipal) agregan sus costos porcentuales a nuestro bolsillo. Por cada litro que cargamos el 21% es IVA, el 11,1% es Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL), el 3,3% Ingresos Brutos, 1% Cheque, 0,7 % Impuesto al dióxido de Carbono, 0,7 % Tasa Municipal de Seguridad e Higiene, 2% Tasa Municipal para reparación Vial. Las diferencias entre distritos pueden variar mínimamente, pero esta es la estructura de costos nada menos que de algo tan esencial como el combustible. Esto quiere decir que por cada $ 10,000 que cargamos en nuestro tanque de combustible, $ 3980 son de costos estatales que en la mayoría de los casos se «pierden» y rara vez son devueltos en servicios a los ciudadanos.
El combustible es el insumo que levanta la producción, la transporta, mueve toda la mercadería por el país, lleva a la fuerza productiva a sus trabajos, en definitiva moviliza al país desde la producción y los servicios, de norte a sur, desde el camión al remisero, desde la fábrica más importante a quien corta pasto, desde el auto más lujoso a la motito más humilde. Al Estado recaudador poco le importa: todos pasamos por el aro de llenar el tanque como si fuera un Fernet bien cargado: 60/40: sesenta por ciento combustible, cuarenta por ciento impuestos.
Fuente: CampoInfo
