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¿Es el huevo o la gallina?
¿Se van del país porque la Argentina está mal o será que el país está mal porque se lavan las manos y se van para no afrontar el hacerse cargo del suelo que les dio cobijo y educación?
Lo cierto es que hay argentinos inteligentes, que han tenido la posibilidad de obtener estudios terciarios, que cuando les llega el tiempo de formar una familia y desarrollarse profesionalmente, prefieren posponer la vida “en serio” para tomarse un tiempo sabático o simplemente gozar de la vida viajando y adquiriendo experiencias “mejor rentadas”.
Todo bien, cada uno es dueño de su propio destino.
En Argentina, muchos no eran capaces ni de hacer su cama, pero de viaje, se le animan a todo y se transforman en especialistas para cualquier oficio. Bien por ellos, pero ojalá lo hicieran en su país.
En Barcelona, París, Londres, Sidney, Madrid, Roma o donde sea que estén, se las rebuscan… pueden manejar un implemento agrícola, limpiar inodoros, trabajar en un taller, hacer albañilería, plomería, lavar copas en un bodegón o cepillar caballos en los establos de un alcázar. Allá no le hacen asco a nada.
Todos los chuchos los tienen acá en casa, porque Cristina, ah pero Macri, Alberto y ahora el demonio de Tasmania de la ultra derecha sionista.
Siempre hay un coso que coso y coso. pero por izquierda y por derecha, coso.
Se me ha puesto en la cabeza que el móvil de esta actitud no es el trabajo ni la economía, creo que se trata de posponer la toma de decisiones sobre lo más trascendente de la vida.
La nueva escala de valores de la pretendida “modernidad” antepone las realizaciones personales sobre la formación de la familia y la crianza de los hijos. De esa forma, quizás, solo quizás sean padres cuando deberían ser abuelos.
Lo que es seguro, es que el lugar que no ocupen sus hijos argentinos, será ocupado por un inmigrante, como pasa actualmente en la Eurasia a la que le aportan su fuerza laboral.
Entre los 25 y los 45 años es la etapa de nuestra plenitud física y mental, es cuando más aptos somos para procrear y enfrentar los desafíos que nos plantea la vida, pero por alguna razón, cada vez más se rehuye al compromiso, sobre todo en los hijos de clase media que prescinden de la institución matrimonial.
Cambió la cultura, te dicen, ahora tenemos otras creencias… ok.
Tienen otras creencias, pero la de traer la ropa sucia a mamá para que la lave aún perdura y la de pedirle plata al viejo cuando algo sale mal en Tailandia, también.
Argentina es un gran país que nos brinda todo, merece lo mejor de nosotros.
Aquí no hay guerra, no hay problemas raciales, hay trabajo y oportunidades para quienes realmente lo desean, buen clima, la mejor geografía y espacio para todos en paz y LIBERTAD.
Ha fallado la política, pero tiene remedio.
Es preciso que entendamos que todos somos necesarios, pero que debemos cambiar la mentalidad y tirar todos para el mismo lado.
Argentinos, a las cosas.

