El ensañamiento fiscal con los que no se pueden ir

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Estos días, Mercado Libre fue noticia al anunciar que reevalúa su operación en Córdoba debido a la presión impositiva que enfrenta en la provincia. De inmediato, el intendente de Bell Ville aprovechó la oportunidad: ofreció su ciudad como nuevo destino para la empresa, destacando su régimen tributario más accesible, el más económico de Córdoba.

Pero no todas las actividades tienen esa posibilidad de moverse. Hay sectores que, sin opción de traslado, son verdaderos rehenes fiscales.

Tomemos el caso del productor agropecuario: generaciones dedicadas a una parcela de campo, invirtiendo tiempo, trabajo y recursos en sostener la producción. Cada año enfrentando tasas más altas, impuestos insostenibles a cambio de caminos rurales destruidos y promesas de obras hidráulicas que jamás llegan. Y aún así, no puede “levantar campamento”.

¿Será por eso que el Estado se ensaña con ellos? “Que paguen —parece decir—, total no tienen otra salida”.

Y qué pasa con el vecino común: el que tiene su casa, su negocio o su trabajo anclado en una ciudad, ¿puede mudarse en busca de un Estado más razonable que cobre lo justo y no se aproveche? La respuesta también es no. Por eso, la resignación: “a pagar sin chistar”.

Dicen que en democracia el poder vuelve al pueblo cada domingo de elecciones. Se acercan días donde esa herramienta estará en nuestras manos. Tal vez podamos usarla para elegir legisladores lógicos, con conocimiento y coraje para dejar atrás este Estado omnipresente, lento y carísimo, y construir uno eficiente, ágil y justo.

Porque si esa no es la puerta hacia una mejora, solo nos quedará chistar y seguir chistando antes de aportar un sólo peso de tasa o impuesto a estos estados monstruosos e incapaces.

Fuente: CampoInfo

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