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Las vacaciones de invierno se hicieron notar en nuestra peña de los jueves. De los veinte que solemos juntarnos a comer un asado, quedamos apenas la mitad. Algunos viajaron, otros estaban enfermos… y como nadie avisó, las compras fueron las de siempre. El problema llegó al dividir los gastos: menos bolsillos para cubrir lo mismo. Resultado: pagamos el doble.
Esto me hizo acordar a lo que me comentaba un comerciante días atrás. Su negocio está habilitado, paga todos los impuestos y tasas que corresponden. “Con todas las de la ley”, como se dice. Pero en su rubro, cada vez hay más comercios irregulares que compiten por los mismos clientes sin aportar un peso al sistema.
Así, los que sí cumplen terminan sosteniendo solos los servicios (o supuestos servicios) que debería brindar el Estado… además de sus despilfarros. Cada vez menos personas pagan, y cada vez pagan más. El Estado, mientras tanto, ha naturalizado “cazar dentro del zoológico”: presiona a los que ya están al límite, y mira para otro lado ante quienes no aportan nada. Se aprovecha de determinados sectores y «libera» a otros. Para unos suma Caminos Rurales, Tasa de guías y señales, cuotas extras, etc. Para otros la informalidad casi institucionalizada.
Por supuesto que sigue siendo urgente optimizar el funcionamiento del Estado. Pero, ¿no sería lógico también distribuir el peso entre más hombros para que sea más liviano para todos?
Porque, como en la peña: si dividimos por el doble, pagamos la mitad… y comemos lo mismo.
Fuente : CampoInfo

