Pablo Lanik: Nací en 1970, por lo que el primer registro de democracia que tengo es 1983. Nunca volví a sentir el entusiasmo generalizado en toda una sociedad que salía de una oscura y larga noche de dictadura
Las escuelas retomaron la enseñanza del sistema electoral, nos enseñaban cómo se votaba, qué era un cuarto oscuro. Cosas que hoy suenan afortunadamente ridículas.
Ver y oír los discursos de aquella campaña en actos multitudinarios era emocionante. Y lejos quién se destacaba era el dr. Raúl Alfonsín, uno de los últimos grandes oradores de la política argentina.
Tanto en campaña como luego, cuando hablaba ya cómo Presidente, Alfonsín solía repetir que el desafío de su gestión era sembrar valores colectivos en el pueblo para transformarlo en Nación. Parecía un juego de palabras pero Alfonsín entendía como nadie, que las grietas y la disgregación que provocó la dictadura nos habían dañado profundamente como Nación.
Hoy al recordar al dr. Alfonsín, sería bueno renovar ese desafío también en el pago chico. Trabajar sembrando los valores colectivos que nos transformen de ciudad a comunidad. Que dejemos de ser habitantes para ser vecinos. Que ser pehuajenses en nuestro caso, no tenga que ver sólo con una cuestión geográfica y casual, que vuelva a ser algo deseado pertenecer a ese colectivo que nos contiene y por el que estamos dispuestos a empujar.
Podría ser la mejor manera de homenajear a alguien tan admirado y respetado que tanto hizo por devolvernos la democracia, y consolidarla para que sea para siempre.